miércoles, 12 de marzo de 2014

Paco, llama tú

        Parece que todo en Lorca debe generar polémica. Hasta lo más positivo. Estamos -o deberíamos estar- todos contentos de que el Congreso vaya a apoyar al bordado lorquino en su candidatura ante la Unesco... pero ha surgido la polémica, esta vez de manos del PSOE y de IU.
        No es que la oposición lorquina esté en contra del bordado -faltaría más-, sino que dicen que el Ayuntamiento no les invitó oficialmente a formar parte de la legación lorquina que se trasladó a las Cortes.
        Los socialistas dicen que esto se debe al ordeno y mando que, a su juicio, practica el equipo de Gobierno con el alcalde al frente, y denuncian que el PSOE se enteró de que habían ido a Madrid gracias a los medios de comunicación.
        En esta ocasión, quien plantea las quejas socialistas es el concejal y diputado regional Manuel Soler. Afirma que Francisco Jódar gobierna Lorca como si fuera su cortijo, con prepotencia y empleando actitudes propias de una dictadura; y recalca que ha sido el diputado socialista por Murcia, Pedro Saura, quien ha defendido los bordados en la Cámara Baja.
        Para Manuel Soler, este olvido premeditado hacia la oposición en la visita al Congreso no es un hecho aislado, sino la tónica habitual del equipo de Gobierno; el dirigente socialista afirma que hay muchos colectivos que cursan invitaciones, y que éstas se quedan archivadas en un cajón.
        La misma crítica ha vertido el concejal Pedro Sosa, de IU: el dirigente de izquierdas se queja de la falta de compromiso del alcalde, que ni informa a la oposición ni cuenta con ella; no sólo con el famoso viaje a las Cortes, sino con todo.
        ¿Qué responde el Ayuntamiento? Pues lo que viene siendo habitual: que la oposición no se entera de lo que se aprueba en las comisiones en las que participan.
        En este caso, según el consistorio, desde el 4 de marzo -hace más de una semana-, los grupos políticos sabían que se iba a hacer este viaje oficial al Congreso. Sabían, además, que la invitación cursada al Ayuntamiento iba dirigida al alcalde y a la asociación que promociona el bordado lorquino, por lo que no fue el Ayuntamiento el que excluyó a la oposición. Aun hay más: el consistorio recalca que ellos no pueden ampliar la invitación cursada por otra institución -en este caso, el Congreso-, y que los concejales podrían haberse costeado el viaje por sus propios medios, si realmente hubieran estado interesados.

        ¿Qué conclusiones saco yo?
        En primer lugar, no creo que la oposición se haya enterado de la visita por los medios de comunicación. El Ayuntamiento afirma que hace ocho días que se conocía la fecha exacta de la visita, y seguro que consta en actas a las que tienen acceso tanto el PSOE como IU.
        Otra cosa es que esperasen una invitación que no se produjo.
        Esto es lo mismo que los típicos amigos que no van al cine porque el uno está esperando a que sea el otro quien descuelgue el teléfono.
        Habría sido muy sencillo bajar las escaleras del Ayuntamiento, entrar en el despacho del alcalde, y decirle:
        - Paco, que nosotros queremos formar parte de la visita.

        O al contrario: habría sido muy sencillo hacer un par de llamadas telefónicas, o mandar un mail, y preguntar:
        - Manolo, Pedro, ¿vosotros queréis ir a lo de los bordados?

        Porque no creo que desde el Congreso le hubieran puesto ninguna pega a ampliar la representación institucional: no estamos hablando de un cohete a la Luna, sino de poner dos sillas más.


        En resumen: los unos esperan a que les inviten... a los otros no les apetece llamar para invitar... y ya tenemos a los políticos lorquinos tirándose los trastos a la cabeza, que si tú eres un dictador, que si tú has tenido una pataleta... vamos, haciendo una piña y dando imagen de unidad, como corresponde.

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