lunes, 8 de septiembre de 2014

Ha muerto un guardia, o algo

         No soy aficionado al deporte, pero, como suele suceder, le he hecho seguimiento a la etapa de la Vuelta Ciclista a España que se ha celebrado hoy, creo que en el Norte del país. Ya sabéis lo que son las redes sociales: estás en Twitter y vas leyendo lo que tuitean los demás. Gana Contador... un pelotón de primera... una escapada...
         Entre las informaciones de la Vuelta que he ido leyendo, que se mezclaban con otros temas más de mi interés, he leído que dos ciclistas se habían dado de puñetazos en plena etapa. El tuit correspondiente incluía un enlace a la web de un periódico, de manera que lo he seguido para tener más información y me he encontrado con una crónica bastante detallada. Dos ciclistas cuyo nombre no recuerdo, y que no tiene demasiado sentido mencionar ahora, se han empezado a dar de manotazos en plena escapada. El periódico incluía un vídeo del momento, que yo he visto con cierta curiosidad, lamentando que dos profesionales del Deporte hagan el idiota de esa manera, como si fueran dos chiquillos.
         Tras contemplar el vídeo he seguido trabajando con el ordenador toda la tarde, entrando de vez en cuando en Twitter. Hasta que, de pronto, me he encontrado con un tuit de la Agencia Efe: Fallece un motorista de la Guardia Civil durante la etapa reina de la Vuelta 2014.


         Me he quedado de piedra. No sólo por la gravedad de la noticia, sino por la manera en que me había pasado desapercibida. Toda la tarde leyendo que si la pelea de los ciclistas, que si Contador es más líder, que si Brambilla ha sido expulsado... y se mata uno de los guardias que va acompañando a la vuelta, y no me he enterado de nada.
         He vuelto al periódico que había consultado, y lo he entendido perfectamente.
         No sé si en las próximas horas habrá algún cambio en las portadas digitales que estoy consultando ahora, a eso de las 9 de la noche del lunes; pero en estos momentos la noticia de la muerte de un guardia civil, en accidente de tráfico y mientras cubría la Vuelta Ciclista, no es más que una anécdota para la mayoría de los diarios generalistas.
         Fijaos la importancia que le dedican las portadas de los dos más leídos, El País y El Mundo: la misma foto de Contador, supongo que al atravesar la línea de meta, como noticia destacada de la etapa. Luego, también muy destacada, la anécdota. La estupidez trivial: dos ciclistas se dan manotazos. Yupi.
         Hay que repasar la portada con calma, algo que muy pocos hacemos cuando navegamos por Internet, para encontrar una pequeña frase, que enlaza a una página secundaria: Fallece un motorista de la Guardia Civil.





         Me vais a perdonar, pero para mí lo más destacado de una etapa en la que se mata un señor, es que se ha matado un señor. Que, aún encima, estaba trabajando para garantizar la seguridad de todos: de los ciclistas, del público e incluso de los periodistas que cubren la etapa. Un guardia civil de Tráfico se estrella durante la etapa de la Vuelta Ciclista, se mata, y el resumen de la etapa es que ha ganado Contador y que dos se han peleado.
          Tras leer mis primeras protestas en Twitter, una compañera periodista me ha dado la razón, y ha añadido que ya se sabe que, en Periodismo, la importancia de la noticia depende de los intereses económicos a los que responda el medio.
         Me ha dejado dudando. Recuerdo titulares gloriosos en la historia de la infamia de mi oficio, como cierto diario abertzale que tituló: Ortega Lara vuelve a la cárcel, cuando la Policía liberó al funcionario de prisiones tras 532 días secuestrado en un zulo por la ETA. Como el muerto no era un trabajador cualquiera, sino un guardia civil, he querido profundizar más. A ver si ha habido alguna perversa e infame intención ideológica detrás de esta muerte tratada como un episodio de segunda.
         En este país lleno de complejos, el apoyar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado se suele identificar con ser de derechas, como si en las democracias populares de la hoz y el martillo no hubiera habido policía. De manera que me he ido a La Razón, que suele estar lleno de banderas de España y alegatos de apoyo a los uniformes.
         Y me he encontrado con un panorama similar. Foto y destacado de Contador, foto y destacado de los boxeadores, y la misma frasecilla anecdótica, disimulada, que enlaza a una noticia más amplia por si alguien quiere molestarse en ver qué le ha pasado al guardia civil.



         Hay que irse al otro extremo del arco ideológico para encontrar algo más de respeto hacia la muerte del guardia. El diario Público, habitualmente crítico con el Sistema, le dedica al motorista fallecido un titular, aunque en tercera posición tras el ganador y los púgiles. Un tratamiento muy similar al que hace el veterano periódico catalán conservador La Vanguardia. No es cuestión de presuntas simpatías, sino de rigor y seriedad.





         Termino mi ronda en el Abc, que le dedica un despiece a la noticia del guardia civil, en una parte visible de su portada digital -consultada, insisto, sobre las 9 de la noche del lunes, varias horas después del suceso-.


         Aquí no se trata de ideología, ni de nada. Se trata de que en este oficio demasiadas veces vamos a lo vistoso, a lo peculiar. Nos quedamos en la superficie; frivolizamos. Que un currante se mate en el tajo es secundario; los protagonistas de la Vuelta Ciclista no son los señores -y señoras- de uniforme que van en la moto abriendo y cerrando el paso al pelotón. Lo vistoso es que dos tíos han soltado el manillar de la bici para empujarse, y eso es lo que hay que destacar, lo que va a centrar la atención de la gente.
         Lo penoso es que si a uno de los guardias civiles se le bajan los pantalones yendo en la moto, o si se pone a hacer trazados en zig zag para saludar a uno de su pueblo, eso ocupa las portadas de todos los medios. Y si aún encima alguien lo graba y cuelga un vídeo, ya tenemos lugar en toda la prensa.
          No sé si en el momento del triunfo ya había trascendido la muerte del motorista; pero sin duda ya se sabía que un guardia civil había sufrido un accidente de tráfico.  Y, sin embargo, ahí están las fotos de alegría, los vítores, los aplausos, la felicidad por el triunfo, sólo empañada porque dos se han dado un par de tortas.
         Me pongo en la piel de los guardias civiles que habrán seguido currando tras saber que su compañero estaba muerto; que mañana volverán a montarse en la moto, o en el coche patrulla, para escoltar a la Vuelta Ciclista entre aplausos, risotadas y entre la indiferencia relativa de todos; empezando por quienes deberíamos transmitir a los ciudadanos un mensaje más profundo, que para eso nos dedicamos al Periodismo.
         Leo que la próxima etapa es pasado mañana. Espero que al principio se guarde un minuto de silencio por el guardia civil fallecido. Y que, si no es así, los periodistas pongan el grito en el cielo. Que hagan bien su trabajo, que es el mío, y que se dejen de anecdotarios y de gilipolleces.
         DEP.

1 comentario:

  1. Asco de país lleno de gilipollas, ignorantes e hipócritas!!! Asi nos va!!!

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