miércoles, 28 de diciembre de 2016

El Mar Menor podría desecarse en unos años

El Mar Menor podría desecarse parcialmente
para acoger un aeropuerto


Murcia (playa), 28 de diciembre de 2016


         El tercio meridional del Mar Menor podría desecarse para acoger un aeropuerto internacional. Técnicos de la consejería de Fomento, pedáneos de los municipios de la zona y representantes de los pescadores se han reunido estos días en la localidad madrileña de Adolfo Suárez-Barajas con expertos de la sociedad estatal Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) para evaluar un proyecto de desecación del tercio meridional de la laguna, entre la isla del Sujeto y la del Gaznápiro.
         "El aporte excepcional de fango de primerísima calidad fruto de las últimas lluvias, cohesionado con los productos químicos arrastrados de los campos y con los restos de escombros puntualmente localizados, forman una argamasa única en toda Europa", ha afirmado el secretario general de la comisión de expertos, Francisco Jones. "Si a esto le sumamos el solecico que hace en la Región de Murcia once meses al año, podríamos haber desecado una tercera parte de la marisma para finales de 2032, coincidiendo con la llegada del AVE a Murcia".
         Desde el Gobierno regional han salido al paso de las protestas que ya se han generado, afirmando que están tratando de llegar a un acuerdo con el Instituto de Fomento (Info) y el Servicio de Empleo y Formación (SEF) para sacar adelante un Plan Integral de Juventud Obsolescente que permitiría reconvertir a los pescadores de la zona "generando miles, incluso millares, de empleos", según varias fuentes.
         "Por supuestísimo que los miembros de la Cofradía de San Pedro del Pinatar tendrán la preferencia a la hora de ser recolocados. Los pilotos de barcos, con una adecuada formación y aprovechando el inglés que ya está reemplazando al habla murciana en las zonas turísticas, podrán reconvertirse en controladores aéreos, ya que al fin y al cabo el concepto de babor y estribor es el mismo para un barco arrastrero que para un Boeing 747, al igual que esas lucecicas verdes y rojas que les ponen de noche", han afirmado desde el Gobierno regional. "Más complicado es la reconversión de los pescadores hacia puestos como los de azafata, aunque nuestra política de inclusión y no discriminación por género hace sin duda las cosas más fácil, y tenemos unas becas Ryanair que enseñan a colocarse el tanga y la minifalda de la manera apropiada para prestar el mejor servicio", han añadido desde San Esteban.
         Desde la consejería de Agricultura han informado de que "por supuestísimo nos preocupa muchísimo la fauna y flora autóctonas, pero se ha demostrado que a las medusas no les afecta el ruido que generan los aviones en vuelo bajo. El factor humano tampoco es relevante ya que muchos de los rascacielos de la zona llevan vacíos desde este verano y no se prevé que se vayan a volver a llenar. En cuanto a las algas, los pescaícos y demás marranería, hemos encargado un estudio y hemos calculado que con todos ellos, si traemos unos kilos de tomates de Marruecos, da justo para elaborar los canapés que se usarán en la inauguración de nuestro nuevo aeropuerto. Una nueva muestra de la política de austeridad que aplica nuestro Gobierno regional".
         Desde el Ayuntamiento de Cartagena han reaccionado a la noticia exigiendo que el futuro aeropuerto tenga el estatus de internacional o, al menos, de interprovincial, y han expresado su deseo de que lleve un nombre que refleje el sentimiento cartagenero. "Conociendo el percal de los barrigaverdes no nos extrañaría nada de que le llamasen Aeropuerto Ramón Luis, o Pedro Antonio, o cualquier mandanga", han afirmado desde el consistorio. "Aquí si hay que ponerle nombre a la bicha, se le llame Antonete Gálvez o en su defecto y en mor del entendimiento entre naciones hermanas, le digan Juan de la Cierva, que a pesar de ser murciano inventó el autogiro el muy joputa", han recalcado las mismas fuentes.


jueves, 22 de diciembre de 2016

La boca del infierno /2 (Crudos Sucios Sangrientos)

Segunda parte de "La boca del infierno", uno de los relatos del libro CRUDOS SUCIOS SANGRIENTOS de Cristina Selva y Antonio Marcelo Beltrán.




(...) Los vecinos decidieron reunirse en asamblea extraordinaria. Había quien atestiguaba que había visto una araña gigante salir del orificio, quien afirmaba que era cosa de extraterrestres, o quien aseguraba que era morada de espíritus. Se barajaron todas las posibilidades: la puerta al infierno, guarida de lobos, de osos o de cualquier otra alimaña; los vecinos del pueblo más cercano que, muertos de envidia, querían acabar con ellos; la NASA, el Ejército haciendo pruebas de bombas nucleares o incluso una potente empresa petrolífera que buscaba el oro negro bajo sus tierras y pretendía echarlos para extraerlo a su gusto.
Fuera lo que fuera estaba allí dentro y tenían que poner fin a esa situación. Bonifacio Magano, conocido por su valentía, su terquedad y su fuerza vital, tomó las riendas:
–Nadie va a venir a amedrentarnos ni a quitarnos a nuestros hijos. Sea lo que sea lo que habite en esa gruta debemos acabar con él. Somos suficientes para preparar una emboscada y matar a la criatura que espera agazapada allí dentro.
–¿Y si es venenosa y nada más entrar estamos muertos?
–Sí, mira lo que ha pasado con los técnicos del Gobierno.
–Y con los guardias civiles...
–¿Y qué hacemos? ¿Esperamos hasta que hayamos muerto uno a uno? ¿Queréis quedaros solos, sin familia? O peor, ¿servir de alimento a lo que quiera que habite dentro?
–Yo estoy de acuerdo con el Boni –apuntó Fabián Confurco–; o atajamos esto o se nos va de las manos. Más vale ir de frente. Las autoridades nos han abandonado.
–¿Y por qué no le echamos tierra y punto?
–Ese agujero es tan profundo que no tenemos tierra suficiente en Cañasagra como para taparlo.
–¿Y con piedras?
–Podemos intentarlo...

 Esa misma tarde acarrearon las rocas más grandes que pudieron reunir, una de ellas una piedra redonda del molino antiguo que tenía las dimensiones perfectas para la boca de la oquedad y, sobre ésta, toneladas de mineral de la antigua cantera de mármol.
–De aquí no sale ni el mismísimo Lucifer.
–Sea lo que sea se va a pudrir allí dentro.
Exclamaban satisfechos los aldeanos después del esfuerzo. Tras lo cual, esa noche descansaron tranquilos y agotados.
Al alba se escucharon los gritos desgarradores de todos ellos al descubrir que no se hallaban en sus lechos ni sus hijos ni sus mujeres. Corrieron al pozo. Las piedras habían sido desplazadas. La congoja, pero sobre todo el ansia de venganza, les infundió a los hombres de Cañasagra un nuevo coraje.
Bonifacio Magano se acostó en el suelo y se asomó con temeridad. De las entrañas de ese agujero subía un aliento frío, pérfido, que al ganadero le recordó el olor de los mataderos sucios: esa mezcla de sangre recién derramada, sangre ya podrida y el más atávico de los miedos, el que antecede a la muerte.
–Vecinos, tenemos que entrar allí. Somos fuertes, somos valientes, y no permitiremos que ningún bicho inmundo acabe con nuestras vidas –comprobó que alguno de ellos se echaba hacia atrás, miedoso, así que elevó el tono de voz para convencerles–. Es más, tenemos la obligación de bajar allá abajo armados hasta los dientes; nuestras familias pueden estar retenidas dentro.
–Es cierto, no podemos darles por muertos.
–Puede que estén esperando nuestra ayuda.
–¿Y si es el mismísimo diablo quien está agazapado allá abajo esperando a que lleguemos?
–¡Pues lo agarramos de los cojones y nos lo cargamos!
–Eso, ¡nos lo cargamos!
–Dentro de una hora nos vemos aquí los valientes. Los lamehuevos que no estén ya se pueden ir cagando leches al otro lado del mundo porque pienso matarlos yo con mis propias manos –añadió el Boni para darle más énfasis e infundirles un valor que ninguno llevaba dentro, tras lo cual se marchó a grandes zancadas.

Bonifacio, además de ganadero, era cazador. Sabía que una de las primeras cosas que perciben los animales es el olor corporal de los humanos, por eso se le ocurrió embadurnarse hasta arriba de mierda fresca de vaca, para que el sudor del miedo se cubriera con el fuerte hedor de la boñiga. Total, él ya estaba acostumbrado. Cogió un hacha, un machete, sus dos rifles de caza y una linterna, y se fue a esperar a los demás al agujero.
Poco a poco fueron llegando uno a uno los hombres de Cañasagra recelosos, con el corazón en un puño y muertos de miedo, pero intentando aparentar lo contrario. Si hubiesen sido perros habrían llevado las orejas gachas y el rabo entre las piernas. Malditos acojonados, pensó Bonifacio, no tienen cojones ni para ir a buscar a sus mujeres.
–Joder, Boni, hueles a mierda que apestas... ¿te has cagado de miedo?
Los demás rieron, para soltar tensión más que porque les hiciera verdadera gracia; todos confiaban en el valor del Boni.
–No tanto como tú, Chaneiro. ¿Quieres darme un abrazo antes de morir? Más vale apestar a boñiga que hacerlo a miedo, como tú.
A eso nadie dijo nada y se dispusieron a comenzar con el trabajo. Clavaron en el borde de la oquedad gruesos clavos que se usaron en la cantera en su día. A ellos ataron cuerdas largas, y las lanzaron dentro. Fueron entrando en grupos de cinco, deslizándose por las cuerdas con improvisados arneses de telas vaqueras, con las armas en las manos, las linternas de minero en la frente y el terror impreso en los ojos.
Conforme bajaban, la temperatura descendía y la oscuridad se hacía más envolvente. El hedor impregnaba el aire, dotándolo de una densidad molesta, difícil de respirar. No se oía nada excepto el palpitar violento de la propia sangre en los oídos.
Fueron descendiendo lentamente todos por las cuerdas, eran un total de cuarenta o cuarenta y cinco hombres que no sabían qué ocurriría con sus vidas. El hueco, estrecho al principio como la garganta de un gigante, se fue ensanchando y dio paso a una caverna de inmensas dimensiones cuyas paredes los focos de las linternas eran incapaces de alcanzar.
Tras muchos metros, los primeros hombres tocaron suelo. Entre ellos Bonifacio, que lo pateó para asegurarse de que era real. Miró hacia los lados para comprobar el peligro pero allí no se veía nada ni a nadie. Esperaron en grupo a que todos bajaran. El agujero perfectamente redondo del techo quedaba ahora lejano, como la luz al final del túnel que muchos deseaban alcanzar de nuevo para echar a correr y no volver nunca. En aquella madriguera fétida no podrían nunca encontrar la paz.
El peligro inminente se palpaba en el aire cuya quietud era sobrecogedora. Bonifacio los dirigió hacia un lateral; si daban con la pared de la cueva estarían más protegidos por un flanco. La encontraron y se trasladaron despacio siguiéndola sin saber hacia dónde o hacia qué se dirigían. Los hombres apestaban a sudor punzante de miedo y dirigían sus linternas hacia la oscuridad esperando una señal.
Los primeros, entre ellos Bonifacio, tropezaron con algo blando. Cadáveres. Dirigieron los focos hacia ellos. Todos reconocieron los restos de alguien: vecinos, amigos, hijos y esposas, blancos y rígidos, con los ojos y las bocas abiertas, con el rictus del pánico antes de la muerte impreso en sus facciones. Los hombres se derrumbaron, se escucharon sollozos y más de uno se meó en los pantalones. Un intenso olor nuevo impregnó el ambiente, el del sudor apestoso de las sobaqueras de cuarenta hombres aterrados.
Bonifacio se arrepintió de su valentía, de la que ya no quedaba ni el más mínimo atisbo. Se pegó a la pared y esperó mientras el corazón se le salía del pecho. Los hombres se movían nerviosos a su alrededor como las vacas cuando hay lobos cerca, lo había visto mil veces. Al final no eran más que ganado al albur de lo que la criatura hedionda de las entrañas de la tierra quisiera hacer con ellos.
Mas no era una criatura, era toda una manada. Los focos por fin sacaron de dudas a los habitantes de Cañasagra. Un grupo de seres con apariencia humana, sin pelo, de piel blanquecina y transparente, ojos saltones y rojos, se aproximaba a ellos. Iban desnudos, había machos, hembras y crías. Sus bocas se abrían en un castañeo indecoroso y mostraban colmillos afilados bañados en babas que se deslizaban viscosas por sus mandíbulas inquietas. Se detuvieron un instante a olfatear a los extraños que les servirían de festín. Sus ojos parecían vacíos, sin visión ni inteligencia pero dotados de gran agresividad.
Fue un leve gruñido el que dio paso a la carnicería que allí tuvo lugar. Las fieras se lanzaron hacia sus víctimas desgarrándoles las gargantas con más necesidad que violencia, de forma mecánica y natural, como los lobos.
Bonifacio, que se había caído cerca de la pared, contempló horrorizado, bajo la tenue luz de las linternas que los hombres aún mantenían en sus cabezas, cómo las criaturas bebían a borbotones, con suma ansiedad, la sangre que sorbían del cuello de sus vecinos. Sangre que podía ver deslizándose por las gargantas sedientas de aquellos monstruos sin piedad, bajo su piel blanquecina, prácticamente transparente.
Las malditas bestias emitían desagradables ruidos, mezcla de satisfacción, jadeos y gruñidos al tragar los litros y litros de sangre de sus congéneres. Él seguía mirando con pavor. La boñiga de vaca había resultado efectiva y gracias a su genial idea ahora estaba contemplando horrorizado el final de todo un pueblo y el suyo propio.
Un niño, cachorro, enano o lo fuera, dejó el cuerpo de Gerardo el tendero y se dirigió a él con sus ojos rojos vacíos de mirada; emitía gruñidos de delectación y olfateaba el aire. Bonifacio empuñó su hacha dispuesto a sacarle las entrañas a ese maldito hijo de Satanás aunque fuera lo último que hiciera, pero la criatura fue tan rápida y tan violenta que cuando se dio cuenta ya notaba la sangre de su cuello siendo sorbida con avaricia por el cachorro. La conciencia se le iba y lo único que atinó a pensar fue que no era nada elegante morir apestando a mierda. Su brazo se movió por el instinto y el hacha entró varias veces en la carne y el cráneo de aquella pequeña bestia derramando sobre él un líquido viscoso y maloliente como la sangre podrida. El cuerpo sin vida del pequeño monstruo dejó de succionar y cayó al suelo junto con los cadáveres de los vecinos de Cañasagra. Bonifacio se taponó la herida con la mano. Se arrancó la camisa y se la anudó al cuello a modo de torniquete. La sangre propia y la de la criatura le cubría el pecho, los brazos y parte de la cara.
Y de repente todo fue silencio. Las bestias se retiraron a lo más profundo de su cubil a digerir su festín de sangre y Bonifacio se quedó solo, cagado de miedo y rodeado de los cuerpos sin vida y sin sangre de sus amigos y vecinos. Apagó la linterna; no podía ver más aquel horror, se sentía débil. Buscó de nuevo la pared rugosa y húmeda de la cueva y se sentó en el suelo derrotado.
El agujero de arriba, con el que había comenzado todo, se cerró y todo fue oscuridad, hasta su conciencia.


(Continuará)





La Aventura de Mowgli, Mejor Coreografía en los Premios Broadway World


La Aventura de Mowgli gana el
Premio a la Mejor Coreografía
en los Premios Broadway World Spain
  
"La Aventura de Mowgli" ha sido la ganadora de los Premios Broadway World en la categoría de Mejor Coreografía, según han anunciado los responsables del evento, organizado por la publicación del mismo nombre, la más prestigiosa a escala mundial en el ámbito de las producciones musicales.
            La coreografía dirigida por María Teresa Lazareno acompaña con éxito a Mowgli, Bagheera, Baloo y el resto de integrantes de esta manada que está cosechando triunfos tanto en taquilla como en diferentes certámenes de ámbito nacional.
            "La Aventura de Mowgli" logró ser nominada a estos galardones en catorce categorías, superando varias fases de votación ya que los premios los da el propio público de los espectáculos musicales; consiguiendo un trofeo coral que reconoce la labor de directora, músicos y bailarines, capaces de transformarse en manadas de lobos, jaurías de felinos y serpientes sinuosas sin perder toda la gama de emociones y expresiones humanas.
            Este premio, que se acaba de fallar en Madrid, se suma al reconocimiento obtenido en pasados meses, cuando "La Aventura de Mowgli" fue proclamada Mejor Musical Infantil en los Premios del Teatro Musical.


Campaña navideña en Murcia y Cartagena

            "La Aventura de Mowgli", basada en la obra "El libro de la selva" de Rudyard Kipling, ha superado el medio centenar de funciones en el Teatro Guerra de Lorca; un palmarés que se suma a otras actuaciones exitosas en los mejores escenarios de gran parte de España, como el Auditorio Víctor Villegas de Murcia.
            Los días 20 y 21 de diciembre, el musical se representa en el Teatro Circo de Murcia dentro de la campaña escolar; el día 22 los integrantes de la manada actuarán en el Auditorio el Batel de Cartagena, para recorrer, en los días sucesivos, Pozuelo de Alarcón (Madrid), Toledo, Puertollano (Ciudad Real) y Motril (Granada). El 5 de enero, "La Aventura de Mowgli" formará parte destacada de las Cabalgatas de Reyes de Lorca y Águilas.
            Un musical para niños y adultos, donde se transmiten valores como la importancia de la familia, la solidaridad, el aprendizaje y la cooperación; con una letra, música y coreografías originales, y con un elenco de jóvenes actores y actrices murcianos.


  
El Molino, Formación, Ocio y Tiempo Libre



C/ María Agustina 5, bajo – 30800 Lorca (Murcia)
Tel.: 968 47 10 96
Contacto Prensa: Antonio M. Beltrán– 609 60 60 05

Web oficial de la obra: http://www.ellibrodelaselva.es
Twitter/ @ellibrodlaselva


miércoles, 21 de diciembre de 2016

La boca del infierno (Crudos Sucios Sangrientos)

Durante estas fiestas navideñas, para haceros más llevaderas las fiestas, Cristina Selva y un servidor compartiremos con todos vosotros un par de relatos de nuestro libro Crudos Sucios Sangrientos... con la recomendación de que los leáis con la luz bien encendida y, a ser posible, con un hacha en la mano por si tenéis que defenderos.
Que lo disfrutéis.


La boca del infierno

Bonifacio Magano, el ganadero con mayor número de cabezas de vaca, conocido por su rudeza y su incansable capacidad de trabajo, arrastraba los pies por el camino de vuelta desde la granja hasta su casa. El cielo estaba encapotado como una enorme panza de burra y la humedad espesaba tanto el aire que le costaba entrarlo en sus pulmones. El polvo le besaba las botas y se adhería a ellas, a su ropa y a su piel como una amante pegajosa. Se sentía sucio, muy sucio, y cansado, pero satisfecho. Los brazos y la camisa llenos de sangre, el cuello y la espalda empapados en sudor, y de rodillas hacia abajo todo estiércol.
En la puerta de su casa le esperaba el alcalde, buen amigo y confidente.
–¿Qué hay, Boni?
–Aquí estamos, reventado.
–Hueles a sangre y a mierda que apestas.
–Una vaca, que se le ha atravesado el ternero y ha estado quince horas de parto –ante la cara de interrogación que puso el alcalde continuó dando explicaciones–: todo bien, la vaca y el ternero.
–No sé para qué diantres las sigues cruzando.
–Por costumbre, amigo mío, por costumbre... Y para seguir el ciclo de la vida, unas se me mueren, otras tendrán que nacer... digo yo. ¿Un chato?
–Pues vale –el alcalde miró hacia arriba–. Hoy está el cielo que quiere llover pero no puede, como tu vaca –el ganadero contestó con un gruñido.
Entraron en la penumbra de la modesta casa de Bonifacio. Se lavó hasta los codos y le sacó al alcalde una salchicha seca de la que cada uno se partió un trozo con las manos. Se sirvieron un par de chatos de vino y continuaron conversando.
–Esos terneros tuyos... ¿acaso tienes para alimentarlos?
–No hay pasto y se mueren la mitad, enfermos; pero, ¿qué quieres que te diga, amigo? Tienen que venir al mundo, pues que vengan... Y si se mueren por el camino... pues que se mueran... ¿quién soy yo para impedir el ciclo de la vida?
–¿El ganadero?
–Ya... es que me niego a darme por vencido, esto tendrá que cambiar en algún momento, ¿no?
–No. No tiene por qué hacerlo –sentenció el alcalde–. Nos hemos acostumbrado a vivir así y así seguiremos.
–Tampoco puede ir a peor entonces...
–Siempre puede ir a peor, Bonifacio..., siempre... Acércate a verlo, por favor. Y me das tu opinión.

La desolación se había cebado con aquel pueblo perdido situado en las faldas de la montaña llamado Cañasagra. Primero fue el cierre de la central lechera, un auténtico desastre. Más de la mitad de la población se quedó sin trabajo, y la otra mitad, la ganadera, no sabía a quién venderle la producción de leche de sus vacas. Luego fue la sequía; los pastos se quemaron por la falta inaudita de lluvia y el ganado pasaba hambre. Como consecuencia de ello enfermaron más de la mitad de las cabezas y la otra mitad dejó de producir al mismo ritmo.
Los jóvenes vagaban perdidos sin saber muy bien qué hacer con tanto tiempo de asueto, salvo fumar sustancias ilegales y perder la juventud entre patéticos delirios imposibles y sueños truncados. Los hombres bebían en la taberna vino de barril barato mirándose unos a otros sin mucho que decirse, y las mujeres andaban depresivas y malhumoradas gritando a las criaturas por felices y revoltosas; y a los esposos por tristes y vagos.
Es fácil entender que el pueblo era caldo de cultivo para crear una sociedad de dementes, desquiciados y enfermos de alma. Sus habitantes habían nacido allí, se habían criado allí y jamás contemplaron la posibilidad de salir de su lugar de origen. Sencillamente se dejaban arrastrar por la vida como un tronco lo hace por la corriente.
Nunca sucedían cosas extraordinarias salvo algún nacimiento que solía ser un descuido; nadie a esas alturas se atrevía a traer hijos al mundo tal y como estaban las cosas.
Hasta que aquel día plomizo sucedió algo asombroso. No extraordinario por bueno, sino por diferente. Suceso que cambió el bullir del pueblo. Un profundo agujero surgió de la nada en el límite entre el camino de entrada y el camposanto. Como un pozo redondo, perfecto, oscuro e insondable. Fueron muchos los que se asomaron y ninguno el que se atrevió a volver a hacerlo. Parecía como si el mismísimo Demonio hubiera querido instalar la puerta de su morada a las afueras de la pequeña aldea.
Bonifacio, a pesar del cansancio, decidió acercarse a ver qué coño pasaba con el agujero aquel del que todo el mundo hablaba. Lo hizo cerca del crepúsculo. Asomó la cabeza; aquello no era más que una caverna profunda donde no se colaba nada de luz. Gritó eo eo para comprobar si había eco, pero su voz grave se la tragaron las profundidades de la tierra sin ofrecer reverberación alguna.
El sol se encogía atenuando su luminosidad rojiza y exigua tamizada por los nubarrones, y Bonifacio pensó que el maldito boquete no era más que un fenómeno absurdo de la naturaleza, que parecía querer reírse de las buenas gentes de aquella zona. Nada de demonios ni de absurdidades de supersticiosos ignorantes como eran los cañasagreses. Apuró la última calada de su tabaco de liar y lo tiró al agujero. Mi granito de arena para tu fuego, Satán. Se marchó a grandes y energéticas zancadas. El vino le había sentado bien.
Nada sucedió hasta la tercera noche después de que apareciera la gruta misteriosa. Se escucharon gritos desgarradores en mitad de la madrugada. Bernarda, la panadera, había desaparecido dejando en el horno los panes del día siguiente al capricho destructor del fuego, que no dejó más que pequeños montones de triste ceniza. En la mañana, los habitantes de Cañasagra caminaban cabizbajos lamentando entre dientes la falta de pan del día, sin pensar mucho en el miedo que comenzaba a instalarse en sus corazones.
Más tarde desaparecieron los mellizos de la costurera, que se había quedado en el taller hasta bien entrada la madrugada terminando unos quehaceres para la mujer del alcalde. Otra noche se esfumaron tres adolescentes que habían ido al río a beber cervezas, aunque sobre ellos se dijo que igual se habían marchado para buscar una vida nueva en un lugar más esperanzador.
Luego fue el monaguillo, las mujeres del enterrador y del herrero; y el bebé del alcalde, arrebatado del pecho de su madre por una sombra oscura mientras lo amamantaba.
El terror y el nerviosismo se apoderaron del pueblo. Nadie salía de sus casas, las puertas y ventanas estaban atrancadas con maderos y los cuchillos, hachas y escopetas de caza dormían bajo las almohadas. El Demonio se había instalado en Cañasagra y no había manera de echarlo. Todo por el maldito agujero.
El alcalde dio parte a la consejería, que envió a un par de técnicos, un experto espeleólogo y un geólogo que cercaron la cueva y se introdujeron con cuerdas en ella para no volver a salir de allí.
En las esferas políticas se elaboraron informes sobre grietas aparecidas tras riadas, cuevas tras terremotos y oquedades ocultas bajo finas capas de arcilla que quedaban al descubierto cuando llovía, pero nada como eso. ¿Un agujero de la nada? ¿Tan perfecto? ¿Tan antinatural? Nunca se había visto algo igual. Y las conjeturas se trasladaban de papel en papel por la burocracia de los despachos sin llegar a resolver nada.
Tras el incidente de los técnicos de la consejería llegaron dos patrullas de la Guardia Civil que iluminaron con potentes focos la entrada de la oquedad, introdujeron instrumentos especiales para medir su profundidad, encontrar agua u otros elementos naturales singulares como algún tipo de animal o vida desconocida, fluidos extraños o gases mortales. Nada. El que se metió dentro no volvió a salir y los que se quedaron fuera desaparecieron por la noche sin dejar rastro.

Continuará



¡Consigue aquí tu ejemplar de Crudos Sucios Sangrientos!






 

Belén Municipal de Lorca (Palacio de Guevara) 2016

         Amigos: por si estáis lejos de Lorca os dejo con algunas fotos del Belén Municipal 2016, instalado en el Palacio de Guevara. Espero que os gusten.




























domingo, 18 de diciembre de 2016

Lluvias: Carreteras cortadas Región de Murcia (23:25h)

   Estado del tráfico
Actualizado a las 23:25h


         La Dirección General de Tráfico (DGT) informa de que la AUTOPISTA DE PEAJE AP-7 está CERRADA AL TRÁFICO a la altura de Pilar de la Horadada en sentido Alicante (kms. 771-772).
         Asimismo, la DGT informa de que la carretera nacional N-340a (Totana-Alhama) tiene dificultades en el kilómetro 619.

         La Consejería de Fomento informa de que permanecen CERRADAS AL TRÁFICO por las lluvias las siguientes carreteras:

Autovía RM-19 (Autovía del Mar Menor): salida de Los Infiernos
         -El tráfico se desvía por AP-7 y RM-1

Carreteras RM...

-515 (Mula): cortada entre Alhama y Gebas
-520: entre Blanca y Ojós
-601: a la entrada de Corvera
-611: entre San Ginés y El Palmar.
         NO USAR para acceder al Hospital la Arrixaca

-D4 (Mazarrón): en rambla de las Moreras
-D13 (Águilas): de Los Mayorales a Cuesta de Gos
-D18 (Águilas): en El Cocón

-E18: puente sobre la rambla de Miranda (Cartagena)
-E22 (Cartagena): en cuesta del Cedacero (kms. 10 a 13)
-E33: entre El Albujón y La Aljorra (Cartagena)

-F13: puerto del Garruchal (Murcia)
-F19: entre autovía de San Javier y La Tercia
-F20 (Cartagena): entre Avileses y Balsicas
-F21: entre Torre Pacheco y Roldán
-F22 (Torre Pacheco), km. 5
-F23: de Los Dolores a San Cayetano
-F26 (Los Alcázares a Torre Pacheco): entre cruce F29 y F35 (Torre Pach.)
-F26 (ídem): cruce de Los Cherros
-F33: San Pedro del Pinatar a El Mojón
-F35: Cartagena a La Aparecida
--------------------

Asimismo, las siguientes carreteras presentan DIFICULTADES en el tráfico:

RM...
-522: a la altura de Ojós
-701 (Lorca): accesos al castillo (retirada de piedras)
-702 (Campo de San Juan): presencia de quitanieves
-703 (Campo de San Juan): presencia de quitanieves
-711 (Lorca a Caravaca): en La Paca (obstáculos)
-D11 (Águilas) (acumulación de agua)
-D14 (Águilas) (arrastres)
-D21: Águilas a Puntas de Calnegre (arrastres y desprendimientos)
-F14: El Jimenado (Torre Pacheco)
-F37: zona de Santa Ana (inundada)
-F40: Los Camachos a La Unión (barro y arrastres)

Lluvias: Clases suspendidas (actualizado 23:15h)

ATENCIÓN. Listado de municipios murcianos con clases suspendidas por lluvia mañana lunes.
Actualizado 23:15h

Abarán
Albudeite
Alcantarilla
Aledo
Alguazas
Alhama
Beniel
Blanca
Campos del Río
Cartagena
Ceutí
Fortuna
Fuente Álamo
La Unión
Librilla
Lorca
Los Alcázares
Mazarrón
Molina de Segura
Moratalla
Mula
Murcia
Pliego
S. Javier
S. Pedro Pinatar
Santomera
Torre Pacheco
Totana

UCAM
UMU
UPCT

Escuelas Superiores de Arte Dramático, Diseño y Conservatorio de Música
Fuente: Consejería de Educación (@Educarm)
Además:

Escuela Oficial de Idiomas (EOI) de Murcia y Extensiones de Alcantarilla, Infante y Santomera.

EOI de Lorca y Extensiones de Alhama y Totana.

Lluvias: el 112 ayuda por teléfono a un parto en Cartagena

            El servicio de emergencias 112 de Murcia informa de que los médicos han tenido que atender un parto telefónicamente en Cartagena. La madre estaba dando a luz en un caserío que había quedado aislado por las lluvias. Reproduzco la información aportada por el 112 al tiempo que felicito a estos grandísimos profesionales, SMS y Guardia Civil. Las lluvias, que se han llevado dos vidas, han traído una nueva.

            A las 6:42 se recibió llamada en el Centro de Coordinación de Emergencias a través del teléfono único de emergencias 112, comunicando el llamante que su mujer de 33 años estaba de parto y no podía llegar al hospital dado que la carretera estaba inundada, concretamente en la carretera de Cuesta Blanca en dirección Mazarrón (Caserío Molino de León), del municipio de Cartagena.

            Pudo acceder una patrulla de la Guardia Civil que junto con el marido y con la asistencia telefónica de los facultativos del 112 ayudaron al parto de un varón. Seguidamente pudo acceder una UME del Servicio Murciano de Salud que trasladó al niño y la madre al Hospital de Santa Lucía ambos en buen estado fisico.

sábado, 17 de diciembre de 2016

Lluvias: el 112 Murcia atiende 300 llamadas

            El servicio de emergencias 112 Región de Murcia informa de que hoy sábado, hasta las 21 horas, habían recibido 300 llamadas por cuestiones relacionadas con la lluvia, desglosadas por localidades de la siguiente manera:

Murcia 169
Cartagena 14
Lorca 13
Mazarrón 12
Torre Pacheco 10
Alcantarilla 8
Águilas 7
Puerto Lumbreras 6
San Javier 5
San Pedro del Pinatar 5
Los Alcázares 4
Caravaca 3


            En cuanto a las causas directas de la llamada, entre otras han sido por problemas de achiques en bajos, caída de objetos, obstáculos en carreteras, regulación del tráfico y salvamento de personas en el interior de sus vehículos.

Crudos Sucios Sangrientos... y entre amigos


         Os comento.     
         Una rubia y un patán se conjuran para escribir un libro a cuatro manos, esperan para presentarlo al día más lluvioso y desapacible que ha dado Murcia, optan por una librería y no por un bar o un campo de fútbol, se dejan en casa el cable para conectar el book tráiler crudo, sucio y sangriento... y aún encima invitan a un personaje como Javier Ruiz para que les dedique unas palabritas a los dos o tres centenares de personas, a lo mejor el término centenares no procede, que se desplazan hasta la librería en cuestión.




         Y, claro; el tío Javi obró según su naturaleza, carente por completo de la más elemental morigeración, y cuando se vio con un micro delante y una botella de bebida transparente al alcance de la mano profirió semejante discurso (en el que me he permitido introducir algunas acotaciones para ilustrar al buen lector):

         Buenas tardes (se saca la mano de la bragueta, enciende un cigarrillo, se da cuenta de que está en una librería, recuerda además que no fuma, echa el pitillo en el vaso, se bebe el vaso):

         "El libro de Cristina Selva y Antonio (el muy huevón no recordaba ni mi apellido) me parece una auténtica basura desesperante. Está plagado de lugares comunes, lleno de faltas de ortografía (tacha la hache que había puesto antes de ortografía) y excesos propios de la chavalería de un instituto de maleducados. Les recomiendo a ambos autores que lean un poco más a los clásicos, que dejen de ver programas de Jiménez del Oso (la audiencia de menos de cuarenta años planteándose quién será ése del oso) y, sobre todo -como dice un personaje de Kubrick-, que follen más" (aplauso entusiasta de Antonio, a ver si alguna groupie toma nota).
         Con la voz temblorosa, Javier Ruiz, humilde periodista de la SER en Murcia, se atrevió por fin a tirar de la manta ante el asombrado respetable que le escuchaba en la librería Diego Marín. No negaré que hubo algunos aplausos.
         Aplausos que callaron cuando Ruiz enseñó las cabezas cortadas y sangrantes de Antonio y Cristina.


La verdad es que la taxidermia se le da bastante bien...

         Lentamente las dejó encima de la mesa, junto a sus notas. Como si fueran dos pisapapeles de una tribu de jíbaros (con be, huevón).
         Sólo unos minutos después de salir a la palestra de esta guisa, el teniente Eleuterio Ramírez, acompañado de varios guardias civiles, irrumpió en la librería cual Tejero (¡otro Tejero!, imploró alguien desde la sección de libros de autoayuda) para detener a Ruiz. Alguien había llamado a la Benemérita.




         El periodista no opuso resistencia. Se limitó a vomitar su última comida caliente -un rico cocido madrileño- en el uniforme del teniente y desmayarse.
         -¿Que por qué lo hice? -preguntó el plumilla ante el juez, meses después...
         "...porque durante dos semanas, desde que me encargaron la presentación del libro, los dos temibles autores me han hecho la vida imposible. Cristina aprovechó el día en que vino a la radio a traerme el libro para insertarle entre sus páginas un poderoso alucinógeno que me hizo creer que los relatos eran Poderosos Mágicos y Subyugadores.


Cristina tras descubrir la enésima falta de ortografía
en los textos de Antonio...


         "Ese mismo día, Antonio aparcó un Land Rover negro en mi puerta y, todavía atolondrado, me llevó a una instalación secreta del Gobierno. Allí me insertaron varias sondas anales (a tal señor, tal honor) y bucales mientras una cinta repetía en bucle el relato titulado La chica que amaba a Stephen King, leído por el ex ministro Álvarez-Cascos.
         "Durante las pruebas, al otro lado de un gran cristal les veía a los dos respondiendo los e-mails (iba a decir emilios, el muy cuñao) que reciben de incautos lectores en crudosysangrientos@gmail.com... Cristina los lee mientras se baña en leche de cucaracha mientras asegura que es buena para la piel, y Antonio... ¡ay, Antonio! Antonio los lee desnudo dentro de una pila gigante de fregar a mano mientras restriega su pequeña estilográfica (mentira cochina y envidia rastrera) con jabón Lagarto. Esa imagen sustituirá a Moby Dick en mis pesadillas.
         "En fin, que así estuve recluido hasta mi huida. Me obligaron a leer Crudos Sucios Sangrientos dieciséis veces al día, y Cristina me lo recitaba al oído mientras dormía (y cómo ronca el huevón).
         -Señor juez -concluyó el periodista (se refiere a él, aquí cualquiera se titula de periodista y cristiano viejo)-. No me quedó más remedio que matarles...
         "Eso sí; el libro es una maravilla... si lo lees seiscientas dieciséis veces".

.......

         Quis talia fando -que en latín viene a significar Después de vomitarlo-, Javier se tomó del trago media botella de agua, escupió con saña sobre las obras de Jiménez Losantos al ver que no era vodka sino agua, se giró hacia nosotros esperando nuestros aplausos y le cambió la cara al ver que yo le llamaba Caranchoa aunque le expliqué de inmediato que se trataba de un experimento sociológico. El resto... el resto ya lo habéis visto en las redes sociales, aunque me he molestado en pixelarle el careto (y he dejado al ordenador sin píxels).



El personaje, en un FITUR. Desde entonces las azafatas
llevan pantalones de pana en vez de minifalda.


         En serio, GRACIAS Javier Ruiz; gracias, amigo, por ayudarnos a Cristina y a mí en nuestra primera presentación pública. Un relato simpático que fue la introducción a una tertulia que creo que interesó a las docenas de personas que acudieron, a lo mejor aquí sobra una ese, y en la que nosotros, desde luego, nos lo pasamos genial.

             El tráiler del libro (ojo, da mucho miedo):