sábado, 17 de diciembre de 2016

La "Reina de España" y la infanta Cristina

            Hace unas semanas supimos que la película La Reina de España, del cineasta madrileño Fernando Trueba, había sido un fracaso de taquilla. A finales de noviembre, el Abc informaba de que en su primer fin de semana en nuestros cines había recaudado 400.000 euros; una cifra que les parecía bastante reducida, habida cuenta de que su producción se elevaba a los once millones de euros.
            Al fiasco en la taquilla se ha sumado su fracaso en los Goya: si La niña de tus ojos logró en su día siete Goyas, La Reina de España, anunciada como su segunda parte, no ha logrado ninguno.
            No he visto la película, de manera que no puedo juzgar si el doble fracaso -comercial y dentro del propio sector- se debe a su calidad; pero el propio Trueba dijo desde los primeros momentos que los malos resultados se debían a que muchos españoles, y en especial los de derechas, no le habían perdonado sus declaraciones tras recibir el Premio Nacional de Cinematografía 2015. Unas declaraciones que -ha dicho ahora- en realidad eran irónicas y no se entendieron bien.
            Las palabras de Trueba, según pueden escucharse en el canal de Youtube ESdiario Vídeos, fueron éstas:

            Nunca he tenido ningún sentimiento nacional. Siempre he pensado que, en caso de guerra, yo iría con el enemigo. Siempre. Cuando leía la Historia siempre decía: ¡qué pena que España ganara la Guerra de la Independencia! A mí me hubiera gustado muchísimo que la ganara Francia. Entonces, claro; digo: que le den un premio nacional a una persona como yo es medio incorrecto, ¿no? Yo siempre he estado a favor de que hay que destruir las fronteras, y no crear ninguna nueva. Me encanta eso de "Médicos Sin Fronteras". Aparte de lo que hacen, que es maravilloso... ¡qué nombre tan maravilloso tienen!, ¿no? La verdad es que yo nunca me he sentido español. Nunca, en mi vida; jamás. Ni cinco minutos de mi vida me he sentido español; en los mundiales siempre iba con las selecciones de otros países.

            Aquí el enlace, para que podáis tener la fuente directa:

            Personalmente considero que estas declaraciones son de gilipollas. Vamos a ver; sin duda desear el triunfo francés en la Guerra de la Independencia va más allá de las banderas, y entre Fernando VII y José I yo también me habría quedado con el liberal Pepe Botella... claro que entre Fernando VII y el toro que mató a Manolete habría elegido al astado antes que al herrado. Pero no le veo ningún sentido a nacer, criarte y vivir en España y desear que te gane por sistema cualquier país extranjero. En todo caso, ¡allá películas!, y nunca mejor dicho.
            Parece ser que a Fernando Trueba estas declaraciones le han salido caras. Muchos españoles que jamás habrían ido a verle -cuánto patriota reniega por sistema del cine español- han encontrado ahora una razón de peso para quedarse en casa o devorar la última parida de Hollywood: Es que Trueba dice que es antiespañol.
            La cuestión es: Que Trueba diga que es antiespañol, ¿es razón suficiente para dejar de ver sus películas?
            La respuesta es complicada.
            Las personas nos acercamos al arte para disfrutar. Y en ese disfrute hay muchos factores, todos ellos subjetivos porque cada cual tiene su propia sensibilidad.
            Puede que no vayas a comer al mejor restaurante de tu ciudad porque el dueño tiene una gigantesca foto de Franco y la bandera del cuervo. Que no te pidas una Coca-Cola en el bar porque una de sus directivas colabora con entidades independentistas. Y que no vayas a ver a Trueba por estas declaraciones que has considerado un ataque injusto hacia algo que sientes como propio, que es tu nación. Es tu dinero, y tú haces lo que te da la gana con él.
            Pero eso sí: esta misma defensa hacia España debe ir más allá que negarse a entrar en un cine. Aquí le cogemos manía a un cineasta por sus palabras pero convivimos a diario con otras personas cuyas acciones sí nos dañan directamente. Desde el empresario del tomate que se lleva la empresa al Magreb para pagarle la décima parte del salario al obrero, hasta el eurodiputado que deja que Marruecos nos llene los mercados con esos mismos tomates fumigados con DDT, pasando por el alma simple que juega con la tableta en el Congreso o al golfo que mete la mano en la caja abusando de su puesto de concejal pero al que seguimos saludando con una sonrisa.
             Nuestro Refranero, que es sabio porque es muy viejo, nos ha dicho que el buen paño en el arca se vende. Pero a veces nos pasa al revés: que somos capaces de comprar un mal producto sólo porque nos gusta mucho el arca. Podemos votar mil veces a los mismos chorizos sólo porque vienen bien envueltos en la Bandera de España.
            Esta misma mañana, el diario El Mundo se hace eco de las últimas declaraciones de la infanta -iba a decir la infamia- Cristina, a la que llevamos medio siglo manteniendo entre todos. Esta señora, procesada por complicidad por los presuntos robos y estafas de su marido, acaba de decir, según El Mundo: ¡Qué ganas de acabar con esto para no volver a pisar este país!
            Con esto se refiere al proceso judicial por ser presuntamente una ladrona. Y aquí está el enlace a la fuente original:
            Afortunadamente esta individua no ocupará jamás la Jefatura del Estado; para que ello ocurriese tendría que haber una catástrofe que se llevara por delante al Rey, a su hermana mayor, a un adolescente y a tres niñas. Nadie, ni el republicano más recalcitrante, desea una cosa así. Pero los símbolos son importantes. Ya no es por el huevo sino por el fuero.
            Por desgracia nuestra Constitución impide que podamos privar de los derechos al trono a ningún sucesor a la Corona... a menos que contraiga matrimonio contra la voluntad expresa del Rey y de las Cortes, como indica el artículo 57.4. Es decir, que Cristina de Borbón seguirá teniendo derecho a reinar en España aunque le caigan seis años en Alcalá-Meco.
            Ahora que los grandes partidos están poniendo sobre la mesa la necesidad de una reforma constitucional, estaría muy bien modificar esta parte del Título II y darle al Parlamento -es decir, a todos los españoles- la capacidad de privar del derecho al trono a aquellas personas que fueran consideradas indignas de reinar. Es evidente que alguien que, además de estar procesada, afirma que está deseando largarse de España para no volver jamás, no puede ejercer el papel que la Constitución destina al Rey de España.
            A la espera de una reforma constitucional que prive del derecho a reinar a quienes reniegan de España, me conformaría con una reforma más modesta: ir quitando el nombre de Infanta Cristina de todos los colegios, hospitales, callejeros e instituciones públicas. Porque, a diferencia de Fernando Trueba, Cristina de Borbón sí se ha dado la buena vida a costa de España, así, en mayúsculas.


@antoniombeltran

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